martes, 13 de noviembre de 2007

Apegos...



Un pájaro herido no puedo volar, pero un pájaro que se apega a una rama de árbol, tampoco. ¡Deja de apegarte al pasado! Dice el proverbio hindú: El agua se purifica fluyendo; el hombre, avanzando. El mundo está lleno de sufrimiento; la raíz del sufrimiento es el apego; la supresión del sufrimiento significa la eliminación, el abandono, de los apegos.



Hay un deseo común, que es el cumplimiento de lo que se cree que va a dar felicidad al yo, al ego. Ese deseo es apego, porque ponemos en él la seguridad, la certeza de la felicidad. Es el miedo 
el que nos hace desear agarrar con las manos la felicidad, y ella no se deja agarrar. Ella es. Esto sólo lo descubrimos observando, bien despiertos, viendo cuándo nos mueven los miedos y cuándo 
nuestras motivaciones son reales. Si nos agarramos a los deseos, es señal de que hay apego. 





¿Abandonar los apegos significa apartarse del mundo material? La respuesta es: ¡No! Uno usa el mundo material, uno goza el mundo material, pero no debe hacer depender su felicidad del 
mundo material. ¿Está esto suficientemente claro? Uno comienza a gozar las cosas cuando está desapegado, porque el apego produce ansiedad. Si estás ansioso cuanto te aferras a algo, difícilmente podrás gozarlo. Por lo tanto, lo que te propongo no es una renuncia 
al goce: es una renuncia a la posesividad, a la ansiedad, a la tensión, a la depresión frente a la pérdida de algo. 



¿De dónde crees que provienen todos los conflictos? De los apegos. ¿De dónde crees que proviene el sufrimiento? De los apegos. ¿De dónde crees que proviene la soledad? De los apegos 
¿De dónde crees que proviene el vacío? Tú lo sabes: el origen es el 
mismo. ¿De dónde crees que provienen los temores? También de los apegos. 
Sin apego no hay temor. ¿Lo pensaste alguna vez? Sin apego no hay temor.

Anthony De Mello

Me®

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