jueves, 14 de abril de 2011

La voz de tu Alma

Entrar en contacto con el alma es la tarea más fácil que se nos ha dado, pero hemos perdido la práctica y por eso nos parece difícil. Cada mañana, al despertar, un momento antes de entrar en contacto con el mundo exterior, puedes escuchar claramente las expresiones del alma. Es ahí cuando las puertas de la razón no se han abierto del todo y en ese momento eres más fiel a ti mismo.

La voz de tu alma es tan sutil que se manifiesta como un leve susurro o una intuición. Cuando tenemos unas de aquellas llamadas “tincadas” es nuestra alma que nos está señalando el camino pero, generalmente no le prestamos atención, racionalizamos esa intuición y decidimos no hacerle caso porque escapa a toda lógica y luego nos arrepentimos porque nos damos cuenta de que por ahí era… esa era la senda a seguir.

La voz del alma se le conoce también como la voz del corazón porque es a través de él que se manifiesta –presentimientos– y si sientes el irrefrenable deseo de hacer o no hacer algo pues hazle caso porque será algo importante. El alma nos habla como los niños, sin adornos ni estilos… simple y llanamente… y por eso no le prestamos atención, porque nos hemos acostumbrado a lo excesivamente elaborado.

El alma puede ser tu fuente de inspiración. Cuando escribo siento que solo soy el canal de mi alma quien me susurra cada palabra y sé que es ella quien me guía porque experimento una profunda paz y una serena alegría.

Nunca he sido una persona racional o analítica, toda mi vida ha sido seguir mis corazonadas y debo reconocer que los más grandes errores que he cometido han sido por escuchar a la razón –de otras personas porque, como he dicho, no soy una persona racional– y por eso aprendí que debo mantenerme conectada al alma aunque todo el mundo se oponga y digan que la cordura es usar la cabeza para tomar decisiones y que es de locos escuchar al corazón… yo prefiero estar loca.

El alma está conectada por filamentos invisibles a todo el Universo y por eso podemos sentir el alma de las flores, de las aves, del aire, el agua, el fuego y la tierra… Muchas veces una emoción profunda nos invade al contemplar un amanecer, o a tu perro jugando, o la lluvia caer… y nos sentimos tan parte del todo que esa conexión baja las barreras de ego y podemos Ser simplemente almas conectadas.

El alma también suele hablarnos en sueños… cuando no hacemos el silencio necesario para poder escucharla ella nos envía sutiles mensajes oníricos que no siempre estamos en capacidad de descifrar. Muchas veces descubrimos esos mensajes después de un largo tiempo… y es porque no vamos atentos a lo que nos dice nuestro interior. Puedes probar a dejar una libreta en tu mesita de noche para anotar nada más despiertes algún sueño que más tarde, con el tiempo, puedas llegar a descifrar y te sorprenderás de la claridad del mansaje que te entrega.

Podemos un día hacer una cita con el alma y presentarnos ante ella con la seria intención de escucharla… a esa cita le llamamos meditación.
Preparamos un espacio de mucha calma. Ponemos música y aromas suaves que invitan al relax y nos sentamos en una posición lo más cómoda posible… lentamente vamos vaciando la mente de pensamientos e invitamos al alma… le decimos: Alma mía ven y háblame… y escucharás lo que ella tiene para decirte… A veces son sensaciones… a veces incontrolables deseos de llorar… incluso puedes quedarte dormido porque el alma sabe que necesitas la paz del sueño… También puedes tener fuertes presentimientos o corazonadas que debes escuchar… o venga a tu mente alguna situación específica que debas sanar… En ese estado de relajación podría venirte a la mente una persona en especial y quizás debas conectarte con ella porque será la portadora del mensaje que el alma tiene para ti.

Los lenguajes que usa el alma para hablarte son innumerables y por eso es bueno mantenerse atentos: Bien despiertos para escuchar su voz porque tiene tanto grados y tonalidades que podrías confundirte…

Desde ahora, recuerda,  al menos una vez al día hacer contacto con tu alma para no perder el diálogo con ella que, aunque no la escuches, ella sigue susurrándote sus mensajes.

Me® 

 Si reenvías este texto, respeta el trabajo de la autora, no elimines ni cambies su nombre ni el texto. Cita la fuente correctamente. Se consciente de tu ética espiritual.

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